jueves, 16 de febrero de 2012

Sistemas de iluminación

Como comentábamos en un artículo anterior, las lámparas comunes con filamento incandescente son sumamente ineficientes. Menos de un cinco por ciento de la energía que le entregamos es transformada en luz visible, el resto se pierde en luz invisible (especialmente infrarrojo) y calor.

Esto cambió con la aparición de los tubos fluorescentes. Los tubos son mucho más eficientes, pero necesitan un sistema de encendido más complicado, y además incluyen mercurio. El mercurio es un veneno, y cuando los tubos no son tratados como corresponde, el mercurio se libera y contamina nuestro medio ambiente.

Otros dos problemas de los tubos fluorescentes eran su gran tamaño y el retardo en el encendido. En general, un tubo fluorescente es más ventajoso en situaciones en que no se lo enciende y apaga muchas veces durante el día.

En cierto sentido, lo mismo se puede decir para la lámpara de filamento, todos hemos sido testigos del hecho que el momento más típico en que se quema una lamparita es cuando se la enciende. Esto se debe a que al principio, estando la lámpara fría, su resistencia es menor por lo que en el encendido se crea un pulso de alta corriente.



Las lámparas fluorescentes compactas de reciente aparición han resuelto el problema del tamaño al enrollar el tubo en una espiral. Además, traen la electrónica incorporada de manera que pueden reemplazar lamparitas de filamento, no se necesita la instalación especial de los tubos fluorescentes comunes. Tanto las CFL (siglas en inglés para nombrar a las fluorescentes compactas) como las fluorescentes producen una luz muy blanca que a mucha gente le resulta incómoda. Las CFL han mejorado un poco ésto pero, irónicamente, mucha gente sigue prefiriendo la luz amarillenta de las lámparas incandescentes.


Hay un jugador nuevo en el campo de las lámparas, y son los LEDs. Aunque para nosotros, los bichos electrónicos, los LEDs son viejos conocidos, sólo en estos últimos tiempos se los ve en aplicaciones de iluminación.

Las razones por las cuales los LED llegaron a este campo, son dos. Primero, se desarrolló el LED blanco. Segundo, se aumentó la potencia de ellos de manera tal que se los puede utilizar para aplicaciones de iluminación.

La lámpara LED tiene mucha mejor eficiencia, no calienta prácticamente nada, no tiene retardo en el encendido y es la que mayor vida útil presenta. Tampoco trae los problemas de contaminación de mercurio de las fluorescentes. A cambio de todo eso, es la más cara de todas.

Una lámpara CFL puede valer de 3 a 5 veces más que una lámpara fluorescente. La lámpara LED puede valer unas 30 veces más. Pero cabe aclarar que la lámpara LED tiene una vida útil muchísimo mayor, y consume mucho menos, por lo que a la larga, es la solución más económica y que menos contamina.

Hasta el Bubi se ilumina
 fácilmente usando LEDs...
Para poder dimensionar en forma simple un sistema de iluminación, nos basaremos en las lámparas de filamento. Todos nosotros tenemos una idea de cuánto ilumina una lámpara de 60W, de 75 y de 100W. Dado que las CFL y las LED son mucho más eficientes, necesitan mucho menos potencia eléctrica para entregar una intensidad de iluminación similar. Esto se muestra en la tabla siguiente:

Lámpara incandescente
CFL
LED
60W
13-18W
8-12W
75W
18-22W
13-15W
100W
23-30W
16-20W

Las lámparas LED tienen una ventaja adicional. Como funcionan intrínsecamente con bajo voltaje, son compatibles para aplicaciones alimentadas con baterías y/o paneles solares.

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